No sé si McTiernan es un dios en el género de la acción, solamente con
la excelsa Jungla de Cristal y esta cinta del 87, bien podría serlo.
Pero si no es Dios, no pasa absolutamente nada, se le pasa a la
categoría de Mesías imperial del género y nos quedamos tan anchos.
Arnold en estado puro, cachas, como nos gusta, pringosos todos los del
cuerpo especializado y un ser sobrehumano, extraeterreste imperioso,
cauteloso y peligroso, que a modo de vista subjetiva, y sin que nosotros
sepamos cómo es el depredador hasta la recta final de la cinta, va
cazando a sus presas. Ahí es donde la película se sustenta, en la
incertidumbre del bicho, en la perfección de sus actos, cual Alien en el
octavo pasajero y en la lejanía de la ciencia-ficción y el terror, para
convertirse en cinta de acción al uso, pero sin desuso. Imprescindible.
Algunas fotos del set de rodaje de la película. Divertidas eh...
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