He de confesar que siempre que me pongo una película donde Michelle
Pfeiffer interprete un papel protagonista suelo tener un par de limones
al lado para poder chuparlos y así poder poner los mismos morritos que
pone ella en la pantalla. Una cinta más al uso, de susto efectista,
directa, sin paliativos, con un Harrison Ford horrible y una Pfeiffer
que echa para atrás a cualquiera. No sé en qué estaba pensando Zemeckis
para escoger a esta pareja de protagonistas para llevar este proyecto a
buen cauce. Los dos van revoloteando durante el metraje, van jugando al
ratón y al gato, una va investigando mientras el otro se va haciendo el
tonto. Zemeckis no estructura bien su hilo narrativo para proporcionar
un desenlace cutre. Podríamos irnos a otras cintas donde solamente la
buena sintonía de dos buenos actores, pueden hacer que el resultado
fuera mucho, pero mucho mejor. Pongamos a Kathy Bates y James Caan en
Misery: dos actores que casan muy bien y que la mano directiva de Rob
Reiner le sobra para crear un entramado la mar de interesante. Zemeckis
quiso hacer lo mismo en torno a su pareja, pero le salió "rana".
Aceptable la ambientación y alguna que otra escena, que le salva, a mi parecer, del absoluto fracaso. Pasable.
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