Como no podía ser de otra manera he visto “Monstruoso”. Curioso nombre que se ha implantado finalmente al proyecto “Cloverfield”. Yo me esperaba que esto era un tipo “viral marketing”, que se podía ver en los primeros carteles promocionales de la susodicha película, pero parece ser que no, que se han inventado el nombre de Monstruoso, para llamar más la atención mediática, faltaría más.
Lo primero que tengo que decir es que lo que ha hecho J.J. Abrams en esta cinta es digna de mención. Principalmente porque no se trata de una de estas pelis manidas de monstruos donde te lo dan todo, más que masticado y rumiado, donde parece ser, que el espectador, el aficionado al cine, a las películas, es un tonto o pretende tratarlo como tal. Señores, en esta película, esto no ocurre, Abrams parece que aprecia a los usuarios, a lo mejor, y esto es una posibilidad mía, es que él también se crea que lo es, o lo ha sido, o mejor dicho, se pone en nuestro papel… y es de agradecer.
Con Cloverfield ocurre algo que me suele gustar en cintas de temática terrorífica o de ciencia-ficción, que es la ausencia de información. No explicar los orígenes o detalles del asesino, si se trata de un slasher o en este caso, no saber muy bien de dónde viene este gigantesco monstruo. Y es que los orígenes del monstruo, los parásitos, por qué se encuentra en Nueva York, por qué dicho aspecto, de dónde proviene… Repito lo mismo, muchas de las cosas que parecen ocurrir es un mar de inestabilidad y incertidumbre que engancha al espectador y genera sano debate y réplica… no acude a mensajes o locuciones en off para escudriñar toda la obra entera. Señores, esto también es cine.
Cámara un poco mareante, a modo de falso documental, pero que da la sensación de inmersión como si tú estuvieras allí o la cinta hubiera llegado a tus manos con todo lo acaecido por dichos lares y tú lo fueras viendo. Le sobra un poco de metraje inicial, con todo lo narrado sobre los amigos y tal, pero vamos, te sumerge en lo que iba a ser todo eso, una documentación sobre unos hechos entre amigos y crea ese ambiente previo necesario.
El resto de la película es más una retahíla de sucesos, persecuciones, momentos de acción, de tensión, que puede que no sentencien de manera clara qué era lo que buscaba Abrams, pero sí que suscita interés por saber el origen de todo, en eso se queda Cloverfield... en el interés porque sí.
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